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GRUPO JAMONERÍA AZAHAR

SECADERO DE JAMONES

El arte del secado del jamón es una tradición que se remonta a siglos atrás y que ha sido perfeccionada a lo largo de los años para llegar a los sabores y texturas exquisitas que hoy conocemos.

La importancia de la temperatura y la humedad en el secado del jamón

El proceso de secado del jamón es un arte que requiere de conocimientos y habilidades específicas para lograr el resultado deseado. La temperatura y la humedad juegan un papel crucial en este proceso, ya que son las condiciones que permiten el desarrollo de los sabores y texturas únicos del jamón. La temperatura ideal para el secado del jamón debe mantenerse entre los 15 y 20 grados Celsius, mientras que la humedad relativa debe estar entre el 60% y el 80%. Estas condiciones permiten que el jamón se deshidrate lentamente, lo que da lugar a la formación de una capa externa protectora y al desarrollo de los sabores y texturas característicos del jamón curado.

El municipio de El Burgo Ranero en León, una ubicación ideal para el secado de jamones

La ubicación geográfica de El Burgo Ranero lo convierte en un lugar ideal para la producción de jamón de calidad. Situado en la provincia de León, en la comunidad autónoma de Castilla y León, esta pequeña localidad cuenta con un clima y una altitud que favorecen el secado natural de los jamones. Además, la tradición y la experiencia de sus habitantes en la elaboración de este producto contribuyen a obtener jamones de sabor inigualable.

El clima de esta región es de tipo continental, con inviernos fríos y veranos cálidos, lo que permite un secado lento y gradual del jamón. Este proceso natural garantiza una mejor conservación de las propiedades organolépticas del producto, ya que el secado es más uniforme y se evitan las fluctuaciones de temperatura que pueden afectar la calidad del jamón.

La altitud de El Burgo Ranero, aproximadamente 1.000 metros sobre el nivel del mar, también juega un papel fundamental en la calidad del jamón. Esta altitud favorece la formación de un microclima específico que permite un secado óptimo del jamón, con una humedad relativa que evita la proliferación de microorganismos indeseables y favorece la deshidratación y maduración adecuadas del producto.

Nuestras técnicas de secado de jamón

En el proceso de secado de jamón, el clima y la ubicación son cruciales, pero también lo es la aplicación de las técnicas de secado adecuadas. En Grupo Jamonería Azahar, se utilizan métodos tradicionales que han sido perfeccionados a lo largo de los años, garantizando un producto de la más alta calidad.

El primer paso en el proceso de secado es el salado del jamón. La sal es un conservante natural que ayuda a preservar el sabor y la textura del jamón, además de evitar el crecimiento de bacterias. Durante este proceso, los jamones se cubren con sal marina y se dejan reposar durante un período de tiempo determinado, generalmente entre 7 y 15 días, dependiendo del peso del jamón y las condiciones climáticas.

Una vez finalizado el proceso de salado, los jamones se lavan para eliminar el exceso de sal y se cuelgan en los secaderos. Estos secaderos, ubicados en El Burgo Ranero, cuentan con un sistema de ventilación natural que permite un flujo constante de aire fresco y seco, asegurando un secado uniforme del jamón. La duración del proceso de secado varía según el tipo de jamón, pero generalmente dura entre 6 y 12 meses.

Finalmente, los jamones se trasladan a las bodegas, donde se someten a un proceso de maduración en condiciones controladas de temperatura y humedad. Durante este período, los jamones adquieren su sabor y textura característicos, gracias a la acción de las enzimas y las bacterias presentes en la carne y en el ambiente. La maduración puede durar entre 12 y 36 meses, dependiendo del tipo de jamón y las condiciones climáticas.